Sus ojos miraban a la cámara pero eran totalmente inexpresivos, su voz contaba atrocidades pero sin sufrir ningún tipo de alteración en el tono, no tenía más de 35 años y ya estaba muerta en vida mientras contaba lo siguiente:
“Cogieron a mi cuñada y le cortaron las manos, los pies, las orejas y la dejaron desangrarse en un rincón junto a una choza.
Nos obligaron a trocear las partes amputadas y colocarlas en un gran caldero junto a todos los excrementos que pudimos recoger de la aldea. Encontraron a una chica embarazada y tras violarla la abrieron en canal y le sacaron el niño que llevaba dentro para colocarlo en el caldero.
Luego, mientras nos apuntaban a la cabeza, no obligaron a comer aquello. Mas tarde se divirtieron obligando a todas las madres a elegir entre su propia vida o la de sus hijos y así pasamos un día en el infierno gracias a las milicias hutu.”
Si todavía sigues leyendo y no has vomitado, te contaré que esto pasa hoy, en lugares como Somalia, Ruanda, Congo, etc… y se lo debemos a nuestra gran afición a la telefonía móvil. Por lo visto, existe un metal llamado Coltan, que adecuadamente tratado hace que nuestras baterías duren mucho y no se recalienten por el uso, ¿a que es chuli?.
Desde el Domingo por la noche, cada vez que me llaman al teléfono, veo su cara e imagino aquel infierno. Malditos reportajes de “La 2”, con lo contento que vive uno en la inopia.
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martes, 16 de diciembre de 2008
Coltan
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