Se regularán las acciones que atentan a la libertad de la persona como las actitudes xenófobas, manifestaciones sexistas o denigrantes (toda una novedad, hasta ahora esto estaba permitido en Gandia). También regula la autorización de los actos públicos (no sea que tengamos otro Salsafor) y acciones que degradan el entorno urbano como los grafittis, pintadas, carteles en mobiliario urbano, etc. Así como el botellón en la vía pública, el vandalismo, uso adecuado de zonas verdes, retirada de basuras, contaminación acústica o ambiental o los animales de compañía y las defecaciones caninas.
Dejando de lado la obiedad que supone que cualquiera con dos dedos de frente y un poco de civismo cumple con estas normas, he de decir que me parece cojonudo que todo esto se contemple en una normativa pero sigo sin ver a un madero multando a alguien porque su perrito haya hecho popó en la acera.
Está claro que las sucesivas campañas llevadas a cabo para evitar este tipo de comportamientos han sido un fracaso, no tanto porque estuvieran mal planteadas (que alguna hubo, como la de "perds oli") sino porque la gente es cerda y guarra y por el hecho de pagar sus impuestos (los que lo hacen) se creen que han de tener a un limpiador a su disposición.
Soy pesimista ante la normativa, puede que se ponga recto a algún subnormal pero, a día de hoy, hay demasiados en esta ciudad para la plantilla de policía local que tenemos.
viernes, 21 de noviembre de 2008
Nueva ordenanza
lunes, 18 de febrero de 2008
La ciega
Estaba esta mañana en la calle esperando a que abrieran un comercio cuando me fijo en una ciega que venía hacia mí caminando por la acera.
De repente se para y se queda quieta... miro a mi alrededor y veo el flamante Mercedes de algún hijoputa aparcado sobre el paso de cebra. Sin salir de mi asombro me doy cuenta que la chica lo ha intuído y en su inmensa oscuridad maquina qué hacer.
Decidí acercarme, le pregunte a dónde quería pasar y la ayudé a cruzar la calle, me llamó mucho la atención la tersura de sus manos, nunca había tocado unas manos así.
Cruzada la calle, volví delante de la tienda y esperé a que abrieran.
Apareció el hijoputa y se marchó como si nada, ignorando el gran altercado que había provocado en el trayecto cotidiano de aquella ciega.
Y yo me pregunto, ¿un poco de civismo es tan difícil de conseguir? y si lo venden, ¿dónde está la tienda?, porque hay mucho cabrón suelto al que no le vendría mal un regalo (pago yo).
Por cierto, la ciega no me dió ni las gracias... hay que joderse!!!
Publicado por
Señor Marron
en
09:07
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