jueves, 3 de julio de 2008

El cherif

Existen personas que por el tipo de personalidad que tienen, su educación, trayectoria personal y demás condicionantes sociales parecen... no sé cómo decirlo... gilipollas.
Tal es el caso del abad de la colegiata, que demostrando una empanada mental considerable, ha decidido que el edificio es suyo y nadie se lo puede tocar (jo mamma!!, me ha quitado el cherif).
Sin venir a cuento, se ha liado la manta a la cabeza, se ha puesto las pinturas de guerra y para agradecer a todos las obras, se dedica a disparar a diestro y siniestro contra todo bicho viviente.
Dá igual izquierda, derecha, centro o empresa, Saneugenio sólo responde ante el altísimo y (por lo visto) esto le da potestad suficiente para agenciarse un monumento de la ciudad y no conforme con ello, cagarse en la madre que los parió a todos.
Pues resulta que yo ante el altísimo no respondo, sólo respondo ante mi parienta, así que te puedo decir que me pareces un mendrugo y un desagradecido.
Espero que después de esta cagada a alguien se le ocurra mandarte a una iglesia de barro en Sierra Leona a que le expliques a los negritos de qué va el tema y porqué te quitaron un edificio en Gandia que era tuyo pero supongo que eso no pasará porque, entre otras cosas, sólo con los casos de curas pedrastas el vaticano ya tiene bastante faena.

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