De 8 a 3?

Ese es, en teoría el horario de cualquier funcionario en cualquiera de los ámbitos. La cosa se pone dura cuando uno se da una vuelta por donde sea y ve que a las 8´15 de la mañana no está ni el tato y si está permanece junto a la máquina del café fent la charraeta.
Después se van a almorzar un ratito y cuando vuelven miran internet y se ríen con lo que les cuanta alguien en un powerpoint o en ese vídeo tan cachondo.
Todo esto puede resultar hasta asumible en un país donde la mayor aspiración de la mayoría de españoles es pillar un oposición y a vivir.
Esto viene a cuento porque la semana pasada tuve que realizar un trámite, cuando llego le pregunto a una señora dónde me tenían que recoger unos papeles, me dice que en tal lugar pero que cree que Mari ha salido. Espero a Mari pero a los 15 minutos vuelvo a preguntar y me confirman que ha salido a hacer unos recados...
A la media hora vuelve Mari con la bolsa de Mercadona y nadie dice ni mú.
A uno se le queda cara de gilipollas cuando piensa que tiene la tarde libre y que en su horario laboral se dedica a sus labores (queda claro que se sentirá aludido el que quiera).
Alguien tiene que haber responsable de estas cosas pero seguramente esté con el Tato tomándose un café.